Llevar la cuenta de las grandes catástrofes es importante porque después de cada catástrofe parece que es necesario reiniciar todo el proceso de construcción del pensamiento otra vez.
Todos los pueblos antiguos llevan la cuenta de las catástrofes, y todos se esfuerzan por preservar los logros mentales y materiales que han alcanzado.
Las culturas muy, muy antiguas, como la tibetana y la tiwanacota, sostienen que el tiempo es circular, los fenómenos poseen una recurrencia circular, y el humano se civiliza en tanto adquiere el conocimiento o conciencia de ese ritmo recurrente que tiene que ver con la declinación solar.
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