Por causa de no creer en la realidad, o en la posibilidad de conocerla, el idealista construye subjetivamente la realidad a partir de sí mismo, por eso es yoico, individualista, centra su interés en la propia existencia individual que discurre entre el nacimiento y la muerte y -con suerte- cumple las etapas de niñez, adolescencia, juventud, madurez y senectud; considera por lo tanto, un tiempo lineal.
En tanto el pensamiento oriental realista es comunitarista, no está centrado en el individuo sino en la repetición cíclica de los fenómenos y la continuidad de la vida a travéz de los descendientes, por lo tanto su concepción del tiempo es cíclica.
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