En general, numerosas filosofías y religiones proponen una doble enseñanza: una primera reservada sólo a estudiosos e iniciados y otra dirigida a la gente común.
Los maestros tenían privilegios de enseñanza más compleja y elevada.
Para la gente común bastaban los mitos y amonestaciones que contuvieran lo intempestivo e irreflexivo de la conducta instintiva (animal).
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